
Puig reinvidica que la situación ha mejorado en un debate sin nuevos anuncios, el pacto a tres bandas limita su margen de maniobra
Las tres hipotecas de Puig... y algunos olvidos
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Lejos quedan los debates sobre el estado de la Comunidad en la que los presidentes anunciaban todo tipo de iniciativas -y ocurrencias como la de Francisco Camps de traer los Juegos Europeos-. Ayer el discurso de Ximo Puig se limitó a analizar la situación actual de la región y a compararla con la herencia recibida: «estamos mejor que hace un año» y «hemos conseguido mejorar la vida de mucha gente» fue su resumen. Tras desgranar su hoja de ruta para lo que queda de año en el seminario estival de Torrevieja y quemar alguno de los anuncios en un desayuno informativo este lunes, el presidente de la Generalitat apenas pudo presentar novedad alguna.
El pacto del Botànic limita su margen de actuación pues cualquier iniciativa debe ser consultada previamente si quiere asegurarse el respaldo parlamentario de sus socios. De hecho, una de las principales propuestas que Puig puso expuso en la tribuna -comunicar formalmente la no renovación de la concesión sanitaria al hospital de la Ribera- generó cierto revuelo en las filas de Podemos que, estando de acuerdo con el fondo se quejó, en los pasillos de las Cortes, de no conocer ni siquiera el resultado de la auditoría que se ha hecho sobre el centro sanitario.
En su discurso, Puig también quiso aprovechar el inicio del periodo parlamentario para convocar a toda la comunidad educativa y a los partidos políticos para un gran acuerdo con la intención de elaborar una nueva ley integral de la Educación Valenciana.
Poca novedad más hubo en un discurso en el que explicó las dificultades de su gobierno para desactivar las minas de la etapa anterior. Cuantificó cinco ejemplos: Feria Valencia (1.000 millones de euros), la SGR (400 millones), la Ciudad de la Luz (otros 400), una administración en B (1.000 millones anuales) y el impago del IRPF de los empleados públicos (1.100 millones). Además, destacó la labor de su Consell para levantar la triple hipoteca económica, social y reputacional. «No es que hablemos de la herencia recibida como una cuestión de debate entre partidos, es que la herencia está matando a la Comunidad», indicó.
Pese a la hora y media de discurso, Puig evitó pisar terrenos pantanosos y no habló ni de los horarios comerciales ni de la polémica de residuos y la propuesta del Consell de implantar el polémico sistema de depósito, devolución y retorno de envases (SDDR). Circunstancia que molestó a una parte del Consell por no sentirse avalado en su gestión. Las mayores flores de su discurso fueron, como no podía ser de otra manera, para la vicepresidenta.
Otros miembros del Gobierno fueron más comprensivos con el presidente y justificaron en «el formato» el poco punch del discurso. Y es que el jefe del Consell no mostró su mejor versión hasta las réplicas.
Reformular las ATE
Uno de los pocos anuncios que hizo Puig fue la creación de una nueva figura legislativa denominada de Proyectos de Inversión Económica Sostenible (PíES) para acabar con las ATE que hacía el PP y que, según él, tantos problemas han causado a la Administración.
El presidente de la Generalitat también puso encima de la mesa un paquete de medidas para ayudar a los autónomos (subvencionando las cotizaciones a la Seguridad Social en los años cuarto y quinto) e inversiones para proyectos innovadores.
Con toda la batería de propuestas del pacto del Botànico todavía por desarrollar (los trámites parlamentarios y administrativos están frenando la labor de Gobierno), Puig, incitado por Bonig, acabó llevando el debate al terreno ideológico y a la disyuntiva entre el modelo de la izquierda y el de la derecha. Así, le pidió a la líder del PP si prefiere que los niños no tengan libros gratis o sin piensa que es mejor que se mantenga el copago a mayores y dependientes.
Por último, el presidente hizo un llamamiento a los valencianos a «liderar una nueva idea de España, de la España que hace suya la igualdad de las personas y se identifica con su pluralidad».
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